RIO DE JANEIRO, Brasil.- Atrapa más que las novelas de la tarde y, en muchos casos, ha conseguido hacer olvidar la inesperada eliminación de la Selección brasileña del Mundial. La historia de Bruno Fernandes, arquero y capitán de Flamengo, ha conmovido a la opinión pública de ese país. El caso -que mezcla fútbol, sexo, sangre y traición- también es seguido atentamente por la Policía, que acusa al futbolista de haber asesinado a su amante, que está desaparecida hace un mes.
Fernandes conoció a Eliza Samuzo, según él mismo contó, en una noche de orgía. "Había de todo: hombres, mujeres, jugadores, amigas de Eliza, putas... Esas fiestas que son comunes en nuestro medio", rememoró él, ante la revista brasileña "Veja". La joven, que trabajaba en películas pornográficas y que siempre había soñado con conquistar un futbolista, quedó embarazada esa misma noche.  
De acuerdo con el diario español "El País", que reproduce la entrevista, cuando el arquero se enteró que la mujer estaba embarazada, intentó convencerla de que abortara y, como no lo logró, ofreció 40.000 reales a quien la persuadiera para que se deshaga del niño. Sin embargo, al nacer la hija, el futbolista cambió de táctica: fue a conocerla y se ofreció a hacer el examen de ADN para ratificar su paternidad.
La repentina desaparición de la joven, el 9 de junio, volvió a torcer el rumbo de la historia. La situación del jugador se complica teniendo en cuenta que la Policía halló manchas de sangre en su auto. En el mismo vehículo, aparecieron unas sandalias negras y un par de anteojos que fueron reconocidos como propios de Eliza por una amiga de ella. (Especial)